En Guardamar y otros pueblos vecinos, se conoce desde tiempo inmemorial una leyenda que habla de La Encantá. Esta leyenda narra la historia de una doncella que sufre un encantamiento, y a la que sólo se puede liberar cogiéndola en brazos la noche de San Juan y sumergiéndola en el río. El aguerrido personaje que lo intenta se encuentra en su camino con toros, leones, dragones y otros animales, que lo espantan hasta el extremo de que nadie ha conseguido desencantar a La Encantá.
Para Enrique
Llobregat, arqueólogo y descubridor de la Dama de Guardamar, la mujer encantada
de la leyenda sería aquella dama de piedra a la que custodiaban, en el
cementerio de Cabezo Lucero, esfinges, leones, toros y otros animales
fantásticos.
En Guardamar del
Segura, durante las fiestas patronales del mes de Julio se representa la
escenificación de la Encantá. Se trata de un espectáculo de fuego, agua, luz y
sonido que está enraizado en la cultura ancestral de muchos pueblos del
Mediterráneo.
Lo vi por primera vez el año pasado. Un espectáculo precioso en el que todo el pueblo colabora. Una muestra de que saben mirar hacia su pasado, para conocer sus raíces, su historia. Y respetarla.
Un pueblo que no sabe de dónde viene, no sabe hacia dónde caminar. Lo mismo nos ocurre a las personas. Si no sabemos de nuestro pasado no encontramos nuestro lugar en el presente y tenemos dificultades para construir nuestro futuro.
En Guardamar nacieron mis hijos Adrián y Carla. Allí crecieron muy sanos rodeados de mar y pinos. Por ellos y por mi misma, he decidido comenzar esta historia.
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